Friday, September 01, 2006

EL DINERO

Cuando Lola conoció a Alejandro, la primera noche, él la acercó a su casa con un auto 'de pobre', bueno, de pobre pobre no, pero nada que la deslumbrara. Si bien luego del cine fueron a un lindo restaurante, tampoco era a los que nuestra protagonista le gustaba ir. En la segunda cita, luego de cenar, fueron a la casa de él: vivía en un barrio de clase media, en una casa de clase media, otra vez, nada de lo que atraía generalmente a nuestra protagonista. Pero, como ya advirtiese antes, Lola se enamoró sin mirar de qué, sino de quien. Él era su ídolo.
No obstante todo esto, siempre supuso un problema para Lola que él fuera feo, no porque no le atrayese, sino porque pensaba que eso la descalificaba a ella. Como los amigos de su novio y sus respectivas novias eran 'perfectos', ella sentía que al estar con él era la fea del grupo, la que estaba con el que nadie hubiera querido, creía que las otras dos chicas eran amigas y ella nunca lo sería por estar con el patito feo. Esto fue un problema, una sensación que Lola nunca pudo desmenuzarla para entenderla y erradicarla, y fue un problema porque nunca se lo dijo a su novio, pero en muchísimas ocasiones era el motor que impulsaba sus ataques y peleas.
Poco a poco, Lola descubrió que Alejandro tenía dinero. Cambio el auto por una camioneta 'fashion', hacían escapadas de fin de semana a lujosos hoteles, él le hacía caros regalos y nunca le decía que no a nada. Si bien esto hubiese supuesto una alegría para Lola, a diferencia de todo pronóstico, creo un coctail explosivo: no sólo Alejandro era su ídolo (y por lo tanto deseable para cualquier mujer), sino que tenía dinero, que compensaba su falta de belleza, pensaba Lola, "todas me lo van a querer sacar, me va a engañar con cualquiera ...".
A esto se sumaba que, justamente lo que Lola admiraba de Alejandro era lo que no soportaba: su amplia e inagotable vida social: salir con los amigos, ir al gimnasio, el cumpleaños solamente de hombres, el viaje de dos días solamente con sus dos inseparables amigos, y mil cosas más, que correspondían a una vida social normal, pero que Lola no tenía, para ella su mundo era Ale, y que él tuviese otras actividades que no la incluyesen, le dolía, la hacía sentir muy sola.
Era lógico. Lola nunca tuvo una vida social, nunca tuvo amigos, con lo cual era lógico que su mundo fuese Alejandro, sumado a que ya sabemos el objetivo de ella en la vida: casarse y tener hijos.
Lola sufría, tenía la constante sensación de perderlo, de que iba a ser abandonada, de estar sola. claro que él siempre trataba de contenerla, de explicarle que la amaba, de que no la engañaba, de que no había necesidad de competir con sus amigos, que no la reemplazaban.

1 Comments:

Blogger doble visión said...

Se avecina un problema!
Cuando a una mujer se le pone entre ceja y ceja, casarse y tener hijos...es el principio del fin.
Veremos qué pasa...si Alex puede digerir la que se le viene.

saludos

8:29 AM  

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