Cambios
Cuando Lola regresa al colegio luego de su fantástico verano, su relación con sus pares ya no fue la misma. Nunca había tenido una buena comunicación con ellos ni tenía un grupo de amigas, como el resto de las chicas de su escuela y la mayoría de las veces era objeto de bromas o aislamientos o comentarios susurrados al oído que Lola percibía perfectamente, tampoco sus compañeras trataban de disimular el desagrado que ella les provocaba. Después de todo, eran adolecentes; Lola también lo era y ese era su mundo y ella sabía y sentía que no pertenecía ni nunca pertenecería. Ahora, ya grande, lo compara con tener o no tener glamour, -se nace o no con glamour, no se obtiene- suele pensar. Pero los análisis de su juventud ahora que es adulta, o debería serlo por su edad cronológica, no son válidos, porque en su adolecencia sufrió, mucho, que era gorda, que era negra, que era baja, que no tenía las cosas de moda y todas las crueldades de que son capaces los seres humanos a una edad temprana ¿o siempre? Sin duda siempre, el ser humano es destructivo, su naturaleza es depredadora.
-Si no tengo las mejores zapatillas, lo mejor será decir que las tengo en casa, de a montones, y que no las uso para ir al colegio ya que para mi no tiene ninguna importancia- pensó, y empezó a construir una vida de mentiras para encajar en ese mundito chiquitito que era el de la secundaria; y claro, previsiblemente, lejos de acercarla la alejó de manera abismal, de manera que el muro ya era infranqueable.
Pero no hay que olvidar que Lola vivió unas vacaciones que la hicieron despertar al mundo adulto, y cuando regresó a clases, el mundo en el que se refugió fue en ese otro que había descubierto, sus hermanas mayores, ya en la facultad, sus amigas y los chicos con los cuales había coqueteado durante todo el verano, que seguían siendo parte de su vida o en gran medida de su imaginación ¿o sólo imaginación?
Esto sólo empeoró su situación en el colegio, porque ahora, Lola, no sólo acarreaba con las burlas y el aislamiento de siempre, sino con nuevos motivos para ser el foco de las jugarretas de sus adolecentes compañeros, -la gorda y negra de Lola se cree linda porque tiene novio y amigos grandes, seguro es mentira-, -se debe haber acostado con todos, es una puta- decían los varones. ¿acostarse, sexo, pero si Lola era virgen?
-Si no tengo las mejores zapatillas, lo mejor será decir que las tengo en casa, de a montones, y que no las uso para ir al colegio ya que para mi no tiene ninguna importancia- pensó, y empezó a construir una vida de mentiras para encajar en ese mundito chiquitito que era el de la secundaria; y claro, previsiblemente, lejos de acercarla la alejó de manera abismal, de manera que el muro ya era infranqueable.
Pero no hay que olvidar que Lola vivió unas vacaciones que la hicieron despertar al mundo adulto, y cuando regresó a clases, el mundo en el que se refugió fue en ese otro que había descubierto, sus hermanas mayores, ya en la facultad, sus amigas y los chicos con los cuales había coqueteado durante todo el verano, que seguían siendo parte de su vida o en gran medida de su imaginación ¿o sólo imaginación?
Esto sólo empeoró su situación en el colegio, porque ahora, Lola, no sólo acarreaba con las burlas y el aislamiento de siempre, sino con nuevos motivos para ser el foco de las jugarretas de sus adolecentes compañeros, -la gorda y negra de Lola se cree linda porque tiene novio y amigos grandes, seguro es mentira-, -se debe haber acostado con todos, es una puta- decían los varones. ¿acostarse, sexo, pero si Lola era virgen?
Lola pensó que pronto terminaría la secundaria y cuando ingresase en la facultad, todo cambiaría, tendría la vida que se merecía, el mundo reconocería su belleza, su atractivo irresistible, sería deseada.
Lola no sabía que ella debía encontrar su propio eje en su interior, no esperar confirmaciones del mundo exterior. No lo supo, su vida se convirtió en una constante necesidad de agradar al mundo.
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