Lola

Lola se despierta a la mañana, se duchó la noche anterior, se pasó sus cremas y por la mañna sólo debe vestirse. Pero no es "solo" es un ritual, es un desafío todas las mañanas para salir y deslumbrar al mundo. Pocas veces pasa, o al menos así lo cree ella.
Se viste, sexy pero elegante, moderna pero clásica y ligeramente maquillada. Sale de su casa. Cruza Gran Vía, toma el bus,llega al despacho donde trabaja. En los aproximadamente 30 minutos que estuvo en la calle se sintió mirada, se supo deseada; le han dicho varias veces que tiene algo, un no se que muy atractivo, que derrocha sensualidad.
A lo largo del día comprueba varias veces que gusta, se siente mirada, pero necesitaría más para sentirse segura de su belleza o de su sex appeal, necesitaría ... no está segura de lo que necesitaría, quizás propuestas (que seguramente rechazaría), invitaciones, pedidos de teléfono, no lo sabe, nunca lo ha sabido.
Sale del trabajo. Se encuentra con su novio. Comienzan a comentar sus respectivos días laborales, y entre sus comentarios nunca falta algo que se relacione con miradas y propuestas de todo tipo del sexo opuesto que nunca ocurrieron-Un señor muy guapo que estaba sentado al lado mío en el bar me prendió el cigarrillo que estabo por fumar y luego de una breve charla me pidió mi teléfono para invitarme a cenar-, el novio esboza una forzada sonrisa. -Hoy estuve con un cliente multimillonario y me invitó a Moscú a ver sus oficinas ....- A esta altura y luego de varios comentarios similares el novio dice -Pero que actitud adoptas tu para que los hombres se permitan hacerte propociciones- ¿Como hace ella para explicarle que es mentira, que nada de esto ha sucedido, que lo imaginó todo para contárselo luego a él y que él sintiese que tiene a su lado la mujer más bella y más deseada?
No quiere decirle que es mentira. Decide no hacerlo porque prefiere su enojo, porque en el fondo Lola está segura de que a pesar de todo a él le gusta que su mujer sea deseada.